La Investigación Operativa estudia decisiones: situaciones en las que existe un conjunto de alternativas y debemos elegir una (o una política de elección) para alcanzar una meta medible, dadas ciertas restricciones y un estado de información.
Hay decisiones únicas (una vez y listo: ¿abrimos la planta A o B?) y decisiones secuenciales (repetidas en el tiempo: ¿cada cuánto reponer inventario?, ¿cuántos turnos asignar por franja?). En estas últimas solemos hablar de políticas: reglas que dicen qué acción tomar según la información disponible en cada momento.
Un problema puede expresarse matemáticamente con:
Ambas se complementan: optimizás un plan con MILP y lo validás por simulación bajo escenarios de incertidumbre; o usás simulación para explorar opciones y luego formalizás una selección óptima con LP/MILP.
Antes de abrir un solver o escribir código o una planilla de cálculo, definir:
Litmus test: “Decidir [acción/política] para [meta/KPI] sujeto a [restricciones], durante [horizonte], tratando la incertidumbre de [modo].”
La clave es usar el método más simple que responda a la pregunta con la precisión necesaria y sea implementable.
Con esta perspectiva, la IO se vuelve una caja de herramientas práctica para decidir mejor — en proyectos, operaciones y cadenas de suministro — con rigor, claridad y resultados medibles.